Discípulos del Señor II  

Posted by El Tiri

custodios

4) Representante del Pueblo

Pero aún hay más que decir acerca de tan elevado ministerio. Ciertamente habrás oído decir que la liturgia es la oración de la comunidad, que el santo Sacrificio de la Misa es el Sacrificio de la comunidad. El sacerdote no ofrece él solo las sagradas especies al Cielo. También todos los cristianos que están presentes lo hacen junto con el sacerdote. Pero de la misma manera que en el teatro todos los actores actúan pero cada cual tiene un papel distinto, lo mismo sucede en la liturgia. El sacerdote desempeña el papel principal. Pero también el monaguillo tiene uno de los papeles más importantes. Tiene el privilegio de llevar el sagrado libro de los Evangelios en el que está escrita la Palabra de Dios. Puede presentar delante del Altar, en nombre de toda la comunidad, el vino para el sacrificio. Puede llamar la atención con la campanilla a todo el pueblo para que esté atento y recogido. Y si alguna vez en una sencilla Misa no hay quizá nadie presente, entonces él no solamente representa a aquella comunidad que en aquel momento no está allí presente sino a toda la Iglesia, y en nombre de ella dice amén, dice y con tu espíritu (en latín: et cum spiritu tuo). El monaguillo es realmente el representante del Pueblo.

 

5) Dedicado al Señor

Ahora ya entiendes por qué la Iglesia en todos los tiempos ha considerado el oficio de los monaguillos como cosa muy seria e importante, sobre todo en los tiempos más antiguos de la Iglesia.

En aquel tiempo los niños no podían aún ser acólitos. Para este servicio el obispo elegía a menudo a algunos jóvenes de entre toda la comunidad. Con preferencia escogía a aquellos que valerosamente habían dado pruebas de su fe; jóvenes confesores que por seguir a Jesucristo habían perdido su ubicación social o sus bienes o habían sido encarcelados y torturados; aquellos, asimismo, que en la vida pública se habían acreditado como representantes del pueblo cristiano y compañeros de lucha de San Miguel y su ángeles. De la misma manera, todo monaguillo ha recibido una consagración antes de poder acercarse a servir al Altar: la categoría que nos confiere la gracia santificante y que hemos recibido en el bautismo, sin el cual no puede haber ningún grado de santidad. “El que ha sido bautizado, ha sido vestido de Nuestro Señor Jesucristo.” Desde entonces Jesús vive en nuestras almas y nuestro cuerpo es su templo, se ha convertido en su sagrada mansión. Ahora bien, Jesucristo es el único y verdadero Sumo Sacerdote. El alma en la que Él habita desde el bautismo es también, en cierto modo, sacerdotal. Así es cómo nosotros, en la liturgia, podemos adorar al Padre celestial juntamente con Jesucristo y ofrecerle el Sacrificio de la Misa. Ahora ya entiendes por qué, en la sagrada liturgia, el monaguillo lleva vestiduras blancas. Esto debe recordarle siempre: en el bautismo yo me vestí de Jesucristo. Jesús, el Sumo Sacerdote, vive en mí. Yo he venido a ser interiormente una misma cosa con Él. Con Él puedo yo ofrecer el augusto Sacrificio. Y ahora también entiendes que para el monaguillo no hay nada tan importante como permanecer siempre en gracia de Dios, a fin de que pueda, como el sacerdote al que ayuda, adorar a Dios, ofrecer el Sacrificio de la Misa y comulgar.

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